Paleta de Narmer

Datos de la obra:
Fecha: ca.3050 a.C
Período: Reinado de Narmer, Dinastía I (Reino Antiguo)
Hallada en 1898 en el templo de Horus en Nekhen y conservada actualmente
en el Museo de El Cairo.
Se trata de una pieza ceremonial, que toma su forma de las tradicionales paletas
donde se mezclaban los pigmentos del maquillaje. Representa al rey Narmer derrotando a los extranjeros, o tal vez a los habitantes del Delta, en lo que se entiende como la unificación del Doble País. El rey lleva la corona blanca del Alto Egipto en el anverso y la roja del Bajo Egipto en el reverso.

 

Anverso

Anverso

Reverso

Reverso

Hipopótamo

Datos
Fecha: ca.2000 a.C
Período: Dinastías XI/XII (Reino Medio)
Conservado actualmente en el Kunsthistorisches Museum de Viena
La decoración del hipopótamo no es meramente ornamental: representa las plantas y las aves del Nilo, entre las que el animal está caminando.

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Nilpferd

Momia de Seti I

Datos
Fecha: ca.1279 a.C
Período: Reinado de Seti I/Reinado de Ramsés II, Dinastía XIX (Reino Nuevo)
Localización: la momia fue hallada en el Escondrijo Real de Deir el-Bahari,
si bien la tumba de Seti I se encuentra en el Valle de los Reyes (KV17).
La momia se conserva actualmente en el Museo de El Cairo.

Imagen

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La tumba de Djer en Abydos

Datos de la obra
Fecha: ca.2900 a.C
Período: Reinado de Djer, Dinastía I (Reino Antiguo)
Localización: Abydos, Umm el-Qaab

 

Tumba Djer

Las tumbas dispuestas en torno al enterramiento principal y la aparición de cuerpos de sirvientes reales, sobre todo mujeres, apuntan hacia la hipótesis de un sacrificio colectivo.

Tumba Djer 2

 

Estela con el nombre de Djer inscrito en el serekh

Estela con el nombre de Djer inscrito en el serekh

La Profecía de Neferty

Datos de la obra
Autor: Anónimo
Fecha: ca.1991-1962 a.C
Período: Reinado de Amenemhat I, Dinastía XII (Reino Medio)
Traducción: Jesús López
Edición: LÓPEZ, Jesús, Cuentos y fábulas del Antiguo Egipto,
Trotta, Publicacions i edicions de la Universitat de Barcelona, Pliegos de Oriente, 2005

La Profecía de Neferty

Conmuévete, corazón mío,
llora por la tierra en que naciste.

Callar sería nefasto,
algo existe que pueda decirse a guisa de conjuro.

El poderoso está hoy humillado
en la tierra en que naciste.

No flaquees, estas cosas están ante ti.
¡Afronta lo que está en tu presencia!

Cierto, las autoridades están en la misma condición que el país.

Lo ya hecho es como si nunca hubiera sido hecho.

Ra puede empezar la creación de nuevo:
el país está totalmente arruinado.

Nada subsiste,
no queda ni el negro de la uña de lo que le fue atribuido.

Este país está en ruinas,
nadie se preocupa por él, nadie habla, nadie llora.

¿Cómo será este país?
¡El sol estará oculto!

No brillará para que los hombres vean,
no se vivirá, porque las nubes lo ocultarán.
Todos estarán adormecidos durante su ausencia.

Yo diré lo que está ante mí.
No anuncio lo que no sucederá.

Estando secos los ríos de Egipto,
se atravesará el agua a pie.

Se buscará agua para los barcos,
para navegar por ella.

Su lecho convertido en ribera, la ribera será corriente.
El sitio del agua será corriente, el sitio del agua será ribera.

El viento del sur se opondrá al viento del norte,
en el cielo no habrá un viento único.

Un pájaro extranjero pondrá sus huevos en las lagunas del Delta,
después de haber hecho su nido junto a los hombres.
Los hombres le habrán permitido acercarse en su desamparo.

Destruidas serán, ciertamente, estas cosas,
consistentes en alimentos de las lagunas apartadas,
en las que había cazadores
y que resplandecían de peces y de pájaros.

Todos los alimentos desaparecerán
y el país estará postrado en la miseria,
a causa de estos alimentos
de los asiáticos que recorren el país.

Los enemigos aparecerán al Este,
los asiáticos bajarán hacia Egipto.

La fortaleza será oprimida,
el foráneo está al lado, pero el defensor no lo oirá
y la escala se hará esperar durante toda la noche.

Se penetrará en las fortalezas,
se expulsará el sueño de mis ojos,
y yo yaceré diciéndome «estoy despierto».

Los animales del desierto beberán en los ríos de Egipto,
se refrescarán en sus orillas porque nadie habrá que los rechace.

Este país será vencido y capturado,
sin que se sepa lo que ocurrirá,
quedando oculto según el proverbio:
«El ver y el oír están entorpecidos, se está silencioso ante lo que sucede».

Pero yo, yo te muestro el país atravesando una crisis,
lo que no había aún ocurrido ha ocurrido,
se empuñarán las armas de combate,
el país vivirá en desorden.

Se harán armas de metal,
se exigirá pan con sangre.
Se reirá a carcajadas de la enfermedad
y no se llorará la muerte.

No se pasará la noche en ayuno a causa de la muerte,
ya que el pensamiento del hombre estará tras él mismo.
No se observará el duelo en ese día,
habiéndose alejado el espíritu de ello totalmente.

Un hombre permanecerá sentado y doblegando su espalda,
mientras otro mata a otro.
Yo te muestro al hijo como enemigo, al hermano como adversario,
a un hombre matando a su padre.

Cada boca está llena de «¡ámame!».
Todas las buenas cosas han desaparecido,
el país está arruinado,
se promulgan leyes contra él.

Se carece de productos fabricados,
se está privado de lo que antes se encontraba.
Lo ya hecho es como lo que nunca fue hecho.

Se arrebatan los bienes de un hombre, en contra de él,
y son dados a quien es extranjero.

Yo te muestro al propietario en la indigencia
y al extranjero satisfecho.
Quien no trabaja ha llenado su granero,
quien trabaja está desprovisto de todo.

Se da algo de mal humor,
para hacer callar la boca que habla.

Se responde a una palabra, el brazo alzado con un garrote,
y se contesta matando.
Las palabras quedan en el pensamiento como el fuego,
no se soporta a quien osa hablar.

El país está empobrecido y sus dirigentes son numerosos,
está despojado y sus impuestos son elevados.
Escaso es el grano, grande el celemín,
y se mide haciéndolo desbordar.

El sol se alejará de los hombres,
aunque se alce cuando sea la hora.

No se sabrá que ha llegado el mediodía,
no se distinguirá su sombra,
el rostro no será deslumbrado cuando se le mira,
los ojos no estarán mojados de lágrimas.

Estará en el cielo pálido como la luna,
pero no se desarreglará su periodo de revolución.
Luego sus rayos estarán en la cara,
del mismo modo que anteriormente.

Yo te muestro el país pasando penas,
quien estaba desprovisto es ahora propietario
y se saluda a quien saludaba.

Yo te muestro que quien estaba abajo está ahora arriba,
quien estaba sobre la espalda está ahora sobre el vientre.
Se vive en el cementerio.

El pobre adquirirá riquezas
(…),
los indigentes comerán pan,
los siervos serán exaltados.

El nomo heliopolita no será el lugar de nacimiento de ningún dios.

Un rey vendrá del Sur,
Ameny será su nombre.
Es hijo de una mujer de Ta-sety,
nacido en el Alto Egipto.

Recibirá la corona blanca,
llevará la corona roja,
reunirá en su tocado a las Dos Potentes
y contentará a los Dos Soberanos con lo que ellos aman.

El «Rodeacampo» en el puño,
el remo en movimiento.

Alegráos, gentes de su tiempo,
el hijo de un hombre compondrá su nombre
para la eternidad, para siempre.

Quienes estaban dispuestos al mal,
quienes meditaban la rebelión,
han hecho enmudecer sus bocas por temor a él.

Los asiáticos caerán a causa de su espada,
los libios caerán a causa de su llama,
los rebeldes a causa de su furor,
los revoltosos a causa de su poder.

El uraeus que está en su frente
pacifica para él a los revoltosos.

Se construirán los Muros del Príncipe
para no permitir que los asiáticos bajen hacia Egipto.
Ellos solicitarán agua como un favor
para hacer que beban sus rebaños.

El orden volverá a su sitio,
habiendo sido la injusticia arrojada fuera.

¡Qué se alegre aquel que lo verá
y que seguirá al rey!

El sabio verterá agua para mí
cuando constate que lo que dije ha sucedido.